EL CAGUAS CITY... NO ES POSIBLE
Por naturaleza, la anexión de Puerto Rico a Estados Unidos supone, como bien han dicho líderes del PNP, el cumplimiento de todas las “obligaciones y responsabilidades” de ser estado. Es decir un Puerto Rico estado tendría que sufrir la transculturación de nuestra nacionalidad por ser latina y caribeña; escenario que nos diferencia de los anglosajones.
El PNP consciente de lo anterior ha iniciado esa transculturación cuando pretende etiquetarnos la imagen de que somos similares a los anglosajones si proyectamos un hábitat de cotidianidad similar a una ciudad en Estados Unidos.
Ahí están los ejemplos de “Guaynabo City” y otros que ni tendríamos que mencionar. Ahí también está la gran necesidad de unir a nuestro pueblo para enfrentar esa amenaza de la locura de pretender ser iguales a los que por definición somos diferentes.
Ese propósito asimilista el PNP llega el extremo de anunciarlo desde sus avanzadores en caminatas y caravanas en las diferentes compañas municipales. Eso lo vimos en el pasado en nuestra ciudad con la candidata foránea Norma Burgos. Ello sucedió cuando la señora Burgos, junto a su “crew” de fanáticos, pretendió tomar por asalto la alcaldía de Caguas para los propósitos ya mencionados.
Hoy vemos la misma película con un correligionario de Norma Burgos a quien le auguramos la misma suerte que a ésta en el 2012. Esto porque los criollos por definición somos un átomo incompatible con los propósitos de transcultural nuestra idiosincrasia municipal. Más sencillo y para dejar claro el principio a que me refiero, los cagüeños en la mañana no vamos a la “bakery”, sino que visitamos la panadería.
La negación a esa transculturación no se da en el vacío. Nuestra ciudad es cuna de líderes que se han empeñado en defender nuestros valores y elevarnos a una autoestima que nos ha llevado al sitial de diferenciarnos de muchas municipalidades.
Ahí está la conocida consigna del oficialismo municipal de que somos “Caguas, Nuestro Nuevo País Centro y Corazón de Puerto Rico”. De esta consigna hay que destacar su trasfondo de finales de la década de los 90 cuando se pretendió y logró elevar a nuestra ciudad a un centro de competitividad en todos sus órdenes. Ese logro, en aquel momento, recibió el respaldo abrumador de todos los sectores, razón por la cual con ello se sostiene el argumento de que la autoestima criolla alcanzó su siguiente nivel.
En el plano político es un hecho irrefutable que el difunto alcalde William Miranda Marín con su obra cosechó la admiración y el respaldo más allá de bandera e ideologías políticas. Hoy, también en el plano político, vemos el mismo ejemplo con el fenómeno de los “estadistas con Willito” quienes abiertamente respaldan la reelección de nuestro alcalde.
El orgullo criollo por la autoestima lograda y el respaldo a los promotores de las políticas de un “Nuevo País” son el mejor ejemplo de que los cagüeños somos como el Josco de Abelardo Díaz Alfaro. La metáfora a que me refiero es cuando el vacuno criollo defendió su estatus de “padrote de nación” antes de dejarse enyugar para el ser un buey servil.
En síntesis los ejemplos de nuestra vida cotidiana criolla y el respaldo a que somos en Caguas un “Nuevo País” resultan ser un espejo donde muchos miran cuando se pretende plasmar nuevas políticas municipales. Lo que a veces se olvidan es que para ser un “Nuevo País” se tendría que partir de la intención de una política pública “Para el bien de todos”.
Esa premisa es totalmente incompatible con el proyecto asimilista de un Caguas City, proyecto que los cagüeños combatimos con linaje del toro Josco porque la transculturación de la autoestima criolla, ni es negociable... ni es posible.