Una prueba de manejo de la Kia Sorento 2016, modelo SXL (T-GDI) permitió al personal de El Nuevo Periódico de Caguas hacer un recorrido en un vehículo muy elegante y cómodo, que, si no supiéramos que es coreano, pasaría fácilmente como europeo.
Esto es, si recordamos el aura mágico y el prestigio que tenían los autos europeos en los años ochenta.
El vehículo, de color negro, en el exterior destila elegancia de rabo a cabo. En el interior, los asientos en piel y con ajuste electrónico, el amplio espacio de carga y entre asientos y la variedad de lugares para almacenar y colocar objetos, elevan la comodidad a un nivel exquisito.
Un excelente equipo de sonido, al igual que el eficiente y fácil de manejar control de la temperatura, hacen que los ocupantes se olviden de que estamos en época de sequía y con temperaturas que superan los 90 grados. Mejor aún, en el recorrido por pavimentos no muy buenos que digamos, no se sienten los hoyos y las irregularidades.
Es un vehículo silencioso, al prender el auto con un toque de botón, la llave en el bolsillo, el motor no se oye ni se siente vibración alguna.
Entre los sistemas de alta tecnología de gran nayuda al conductor que se incluyen en este modelo está la cámara que permite ver hacia detrás cuando se da marcha en retroceso, que ayuda a estacionar y a salir de lugares apretados; la compuerta trasera con apertura inteligente, un sonido de aviso cuando se va a cambiar de carril y hay otro vehículo cerca; cargador USB 2.1, receptáculos de 12V y de 110V y tecnología de manos libres bluetooth con control en el guía. Cuando se estaciona y se apaga, los retrovisores exteriores se recogen y regresan a su posición una vez se enciende el motor nuevamente.
El conductor queda en una posición privilegiada, con una vista amplia hacia todas las direcciones. Se respira seguridad y elegancia, lo cual no cambia siquiera cuando uno pisa el acelerador y el motor turbo, 4 cilindros 2.0 litros y 240 caballos de fuerza.
Podemos decir que el turbo responde, ya que acelera con mucha rapidez y se sobrepasa cualquier vehículo que comparta la carretera, pero la Sorento se mantiene estable en todo momento.
Lo probamos subiendo “La Piquiña”, de Cayey hacia Salinas y por un entramado de estrechas carreteras rurales, entre Gurabo y Trujillo Alto, y el vehículo se comportó magnífico en las subidas.
Es un vehículo familiar, cómodo y seguro, que pueden disfrutar todos sus pasajeros, pero el conductor de seguro no pasará le volante a nadie más.