Dos maneras de votar por la colonia
Puerto Rico necesita atender con prioridad y solucionar pronto el problema principal que tenemos, que causa desigualdad y división en nuestro pueblo. Es de carácter urgente resolver el estatus político de la Isla; nos ayudaría a recuperarnos socioeconómica y políticamente.
El 11 de junio tenemos que enviar a Estados Unidos un mensaje claro y contundente en contra del estatus territorial-colonial, y reclamar un estatus político digno que nos provea herramientas para salir del estancamiento.
El elector tiene dos maneras de apoyar la colonia el día del plebiscito; la primera es votando bajo la columna que tiene la opción territorial-colonial actual, y la segunda es no yendo a votar. Al no ir a votar estarías dando las herramientas a los colonialistas y líderes del Partido Popular Democrático para alegar que el resultado no fue válido y poder cabildear en Estados Unidos en contra del resultado del plebiscito.
Por eso han pedido a los populares que no participen en la votación e ignoren los problemas que nos sigue causando el estatus político territorial actual. Es sencillo, si la colonia es derrotada, se lograría un cambio histórico y positivo en la Isla, pero el Partido Popular Democrático podría desaparecer.
Eso no les conviene a ciertos sectores con grandes intereses. Todo líder que se respete y ponga los intereses del pueblo por encima de su conveniencia o intereses partidistas debe promover que el pueblo ejerza su derecho y vote en el plebiscito por la alternativa que representa lo mejor para el bienestar de su familia y de Puerto Rico. Por eso tenemos que salir a votar en contra de colonia.
Como colonia, el gobierno de los Estados Unidos tiene la facultad de ejercer su poder y leyes sobre Puerto Rico sin que los puertorriqueños tengamos participación en sus decisiones, es decir nos dirige un presidente y legisladores por los cuales no hemos votado.
Otro ejemplo de la gran desventaja de ser colonia es la actual situación en la que nos encontramos, en medio de una crisis fiscal y con una Junta de Supervisión con poder casi absoluto sobre nosotros. La estadidad nos permitiría tener representación con voz y voto en la Cámara y el Senado federal, igual que los otros 50 estados. Se nos acaba el tiempo. Es momento de actuar, no de cruzarse de brazos o irse a la playa. En el plebiscito, vota por la estadidad para Puerto Rico.