Luego del evento electoral del pasado 11 de junio es de rigor hacer una reflexión sobre el logro, si alguno, del plebiscito celebrado. Para ello será un requisito “sine qua non” considerar las reacciones de los diferentes sectores luego del evento y los resultados del mismo. Veamos.
El PNP celebra el triunfo abrumador de la estadidad y minimiza la baja participación electoral. La oposición política, entiéndase PIP y PPD reclama el triunfo del boicot. En términos prácticos el país monitoreo el evento pero no ejerció el derecho al voto, porque la mayoría del electorado no validó la consulta.
Como se sabe, los anexionistas reclaman una victoria por haber obtenido el 97% de los votos. De esta forma el PNP menosprecia a los que no somos estadistas que no participamos en la contienda por entender que la misma no era el verdadero proceso de descolonización que demanda el país independientemente la preferencia ideológica. Ese 97% de votos no representa la mayoría; frente al universo de los que aspiramos a que se resuelva el centenario problema del estatus. Es decir, el PNP en vez de tomar el camino de la inclusión y presentarle al país un proceso justo y equitativo para obligar a que Estados Unidos tome en serio el problema colonial puertorriqueño; prefirió el camino de la “jaibería política” y ahora ya pagan el precio.
El resultado neto de esta “jaibería política” es que nadie en Puerto Rico y mucho menos en Estados Unidos, cree que los puertorriqueños mayoritariamente quieren dejar de ser lo que somos; para disolvernos como Nación Boricua en otra nación como Estados Unidos.
Sobre el argumento de la baja participación electoral de 23% de los electores inscritos, también hay contradicciones en el discurso del PNP. En este caso el liderato anexionista alega que, los que acuden a votar son lo que cuentan.
Para justificar ese argumento los líderes del PNP y sus “estaciones repetidoras” en los diferentes niveles en la estructura anexionista, alegan que en Estados Unidos hay baja participación electoral en las elecciones presidenciales y congresionales. Lo que no dicen es que el ejercicio electoral en Puerto Rico tiene un principio distinto al ejercicio electoral de Estado Unidos. En Puerto Rico, como no hemos resuelto el problema del estatus, cuando se elige un gobierno azul es para impulsar la anexión y cuando se elige un gobierno rojo es para perpetuar el coloniaje.
En el caso de la nación americana estos resolvieron hace mucho tiempo, y a tiro limpio, su grandes diferencias políticas y de estatus.
Eso quiere decir que los que no votan en Estados Unidos en su gran mayoría consienten la decisión de los que votan, ya que después de todo los que se eligen son para administrar los bienes de esa nación. O sea, la comparable no nos aplica y el PNP de forma acomodaticia prende imponer un criterio que a todas luces no es aplicable a nuestra realidad política.
Pero si fuéramos a tomar como reales los argumentos del PNP luego del plebiscito para mí el debate sigue siendo intrascendente. En otras palabras si el 23% de participación electoral es aceptable, como dice el PNP y el 97% del universo electoral puertorriqueño es anexionista; esa expresión matemática es inmaterial a la hora a adelantar la descolonización del país porque todos sabemos los trucos del PNP en la mesa de diseño de la pasada consulta.
Así las cosas el único logró del PNP en el pasado plebiscito es que ahora tienen el país aún más divido y polarizado en el tema del estatus. Auguramos que la intentona del PNP de seguir atragantándonos su fórmula anexionista con el Plan Tennessee y usando fondos públicos, el resultado será aún más división el país. Esto en una época de crisis, lo que son malas noticias para tod@s.